Contenido para experto
Diez conceptos financieros que todo emprendedor debe cono...
Cada vez más autónomos deciden formarse en administración o finanzas para gestionar mejor su actividad.
Diciembre 01, 2023
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5 min de lectura
Inversión
Contenido para experto
Cada vez más autónomos deciden formarse en administración o finanzas para gestionar mejor su actividad.
Diciembre 01, 2023
5 min de lectura
Los expertos del Instituto Técnico de Estudios Profesionales recopilan los diez conceptos básicos que debería conocer cualquier emprendedor antes de iniciar su proyecto.
La formación en finanzas o administración es un punto clave para cualquier emprendedor, sea cual sea su sector. Al poner en marcha un negocio, los conocimientos para realizar las gestiones más básicas de la actividad, como llevar la contabilidad, pueden ser la diferencia entre el éxito o el fracaso de un proyecto. De hecho, cualquier proyecto de emprendimiento que no tenga en cuenta los aspectos contables y financieros pude tener graves problemas.
Cada vez más emprendedores se plantean ampliar su formación para adquirir conocimientos sobre finanzas y administración que les permitan liderar y dirigir su negocio de forma acertada. Con independencia de cuál sea la naturaleza de un proyecto, el emprendedor deberá afrontar una serie de pagos y, a su vez, obtendrá una cuenta de resultados, asumirá el pago de determinados impuestos y buscará fuentes de financiación a través de de entidades bancarias (entre otras cosas).
De hecho, en el día a día de la gestión de su negocio, cualquier emprendedor se encontrará con varios términos como "colchón de tesorería", "circulante" o "ratio de liquidez", entre otros muchos, que debería conocer para administrar su propio negocio.
Por ello, los expertos recomiendan siempre acceder a algún plan de formación especializado, por ejemplo, un grado superior de administración y finanzas en Madrid antes de emprender un negocio, para maximizar las posibilidades de éxito del proyecto.
El Instituto Técnico de Estudios Profesionales recopila a continuación algunos de los principales términos básicos con los que se encontrarán los emprendedores y que deberían dominar antes de lanzarse a poner en marcha su actividad.
Pueden hacer referencia tanto a bienes materiales (por ejemplo infraestructuras, herramientas o locales) como inmateriales (por ejemplo, una patente) que posee una empresa o emprendedor para llevar a cabo su actividad.
Personas físicas o jurídicas con las que se contrae una deuda de pago tras la contratación de un servicio determinado o por la adquisición de un producto específico. Uno de los acreedores más comunes es el banco con el que se gestionan los diferentes préstamos. También puede ser cualquier proveedor o incluso Hacienda y Seguridad Social, si no se les paga en plazo.
También recibe el nombre de tesorería y es el resultado de restar los pagos a los cobros. Simplificando podríamos decir que hace referencia al dinero neto que la empresa posee. El cash-flow debe ser sometido periódicamente a controles y procesos de saneamiento.
Aglutina todas las necesidades a las que debe hacer frente una empresa para poder continuar funcionando. También se le denomina liquidez y hace referencia al dinero que se posee para pagar elementos cruciales como proveedores, nóminas, alquileres o facturas.
Lo ideal es que un emprendedor disponga de un depósito para hacer frente a los gastos fijos que se derivan de su actividad (por ejemplo, alquiler de local o suministros) durante, al menos, 18 meses. Gracias a un colchón de tesorería podrá sobreponerse fácilmente ante cualquier contingencia o dificultad.
Incluye aquellas obligaciones que una empresa o emprendedor ha adquirido con terceras partes, por ejemplo, empleados o proveedores.
Constituye uno de los primeros objetivos de cualquier emprendedor. Podríamos definirlo como un estadio de desarrollo en el que los ingresos que se perciben a través de la actividad profesional ya sirven para compensar los gastos en que se incurre.
Responde a la capacidad que tiene un emprendedor para traducir en dinero sus activos así como sus facturas pendientes de cobro. Se trata de un indicador sobre la capacidad financiera que se posee en un espacio de tiempo determinado.
Hace referencia al período de tiempo que requiere un emprendedor para recuperar la inversión realizada. Su cálculo se convierte en un recurso imprescindible cuando se procede a la adquisición de un activo. Sólo así es posible tener el control de la inversión y de la situación financiera de la empresa a largo plazo.
Revela el volumen de beneficios que se deriva de una actividad empresarial. Su cálculo se lleva a cabo restando el coste de producción de un producto o servicio y su precio de venta.